Alberobello

Terminada nuestra corta visita a Putignano, desandando camino con el mismo colectivo que nos había llevado al centro volvimos a la estación, justo cuando teníamos un tren en la misma. Aunque no lo crean, el chofer nos vio corriendo, le dijimos que espere y así lo hizo aunque no teníamos pasajes… nos dijeron: suban igual! ni idea cuánto tiempo hubiéramos tenido que esperar al próximo porque ahora sé que no pasan seguido. Y el tipo esperó y subimos sin pasaje!  era una sóla estación por lo que esperábamos que no pasara el guarda y nos hiciera una multa. Zafamos y llegamos a Alberobello en 10 minutos.

Un par de cuadras a pleno sol y en subida hasta llegar a una gran plaza que tenía algunos frondosos árboles y ahí nos sentamos un rato a recuperar el aliento y bajar la temperatura corporal. Desde ahí mismo se veía que para llegar al barrio de trullis debíamos atravesar la plaza, bajar una escalinata, cruzar una avenida para empezar a subir y caminar por los trullis. ¿Arboles a la vista? ninguno! y el sol era impactante. Juntándonos de coraje o impaciencia, porque además sabíamos que nuestro último coletivo para retornar salía a las 6 pm, decidimos cruzar y encarar el tema.  Toda una travesía y eso que estábamos en junio donde el calor no supera los 30 a 33 grados. Me imagino eso mismo en agosto!
Empezamos a subir por entre los trullis sacándonos fotos casi en cada uno. Muy lindos, muy arregladitos, entramos en 2 o 3 para ver cómo eran por dentro. Casi todos vendían el mismo cotillón. Uno, por allá arriba estaba convertido en cotillón más bar y ahí compramos unas aguas heladas. Un bebedero por ahí con agua media tibia sirvió para mojarme la cabeza y llenar las botellitas de agua.
Fue una delicia cuando llegamos arriba donde está la iglesia construida también como los trullis y entramos y ahí dentro era fresquísimo.  Eso hizo que nos sentáramos un rato, un padrenuestro y más que nada una buena refrescada.

Bajamos por otra de las calles que no era diferente de aquella que habíamos elegido para subir. Sólo recuerdo a una señora, tejiendo MEDIAS DE LANA en la calle y cuando le sacamos una foto dijo en el más puro estilo pugliese:  mucha foto, mucha foto y nadie compra nada! Mi amiga se compadeció de la pobre vieja y le compró un par. Divinas son las fotos porque además de lo único del lugar con los trullis, la primavera nos dejaba un festín de flores de colores.
Cuando nos íbamos llegaban micros con japoneses! fueron los únicos que vimos en todo nuestro paseo por la Puglia. Alberobello es más turístico aunque no me imagino adónde los llevarían después, seguramente a Lecce que es  arte puro, pero… y de ahí? no lo sé. Bari? Bríndisi? Taranto? porque el resto son pequeños pueblos de campaña.

Una vez arriba en la plaza aprovechamos para tomar un helado y refrescarnos un poco antes de partir al punto de encuentro de nuestro colectivo. Muy lindo fue el paseo por Putignano y Alberobello: 2 joyitas de la Puglia.

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